Te dejo ir, que idiota, así lo quise.
Te dejo ir, lo lamentaré, pero te dejo ir.
Una decisión, dirigida al cerebro pero inevitablemente se desvía al corazón que siente y no entiende.
Es demasiado tarde, tu pecho está lleno de pedazos de lo que antes me amó y no correspondí.
Es tarde y solo pienso en ti.
Te dejo ir, y ya no estas.